p.d.samino
Viernes, 21 de septiembre 2018, 08:54
El 21 de septiembre del año 1558 moría Carlos V en Yuste a consecuencia de la picadura de un mosquito, al trasmitirle el paludismo, en aquella época letal.
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El presunto insecto procedía del estanque que contemplaba desde la solana del palacio y en el que supuestamente pescaba.
Actualmente, libre de aquellos mortales bichitos, el entorno idílico del estanque parece triste y en el agua se reflejan nubes grises que pasan raudas como el tiempo.
Casi quinientos años después, La Vera sigue siendo una comarca mal comunicada, los jóvenes no son reclutados para las milicias pero continúan marchándose en busca de un sustento, de un porvenir mejor, porque aquí no hay salidas, con la diferencia de que en el pasado eran labriegos o cabreros y ahora licenciados, graduados y están bien formados.
Esto, lamentablemente, no es exclusivo de la comarca de La Vera, es un problema generalizado que sufre toda Extremadura, olvidada tantos siglos después.
Como Extremadura, el estanque de Yuste está hoy más triste que nunca, más que por la muerte del Emperador por el porvenir de sus habitantes.
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