p.d.samino
Sábado, 16 de junio 2018, 20:14
Uno de los atractivos de la festividad de San Antonio de Padua son las danzas que ejecutan los bailadores, es decir, bailaores en el lenguaje popular de los jaraiceños.
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Hasta finales del pasado siglo, la mayoría eran vecinos de la barriada del Eriazo, cuna de la estirpe de los danzantes.
Tradicionalmente, aunque se ha perdido en los últimos años la costumbre, la víspera de la festividad por la tarde los bailaores se reunían en esta barriada para ensayar y luego emprender el recorrido por las calles del pueblo para anunciar que al día siguiente comenzaban los festejos.
La barriada del Eriazo era la primera en escuchar el sonido del tambor, la flauta, las castañuelas y los palitroques. Los niños acorralaban a los bailaores en cada entreno y acompañaban después en su deambular por la localidad.
Desde 1880, la festividad de San Antonio en Jaraíz de la Vera ha estado ligada a la gente humilde, al pueblo llano, que la ha apoyado y conservado hasta la actualidad.
El autor de la galería de fotos, tomadas a mediados del pasado siglo, es Joaquín Velázquez, primer corresponsal jaraiceño del diario HOY.
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