Hoy se presenta el libro 'Tradiciones, ritos y leyendas de la Vera'

Para nadie es un secreto que recorrer la geografía con toda su riqueza natural y monumental nos invita a descubrir un mundo de sensaciones y sentimientos, que nos brindan las diecinueve poblaciones con sus municipios, repletos de sorpresas.

En esta meseta de 50 kilómetros de longitud por 20 de anchura, alternan los abruptos picachos de Gredos, con cumbres que alcanzan los 2.400 metros de altitud; las laderas escarpadas cubiertas de monte bajo y pastizales; los bosques frondosos y frescos; los cuidados huertos; las poblaciones con la profusión de viviendas de piedra y adobe con los típicos entramados, solanas y balconadas de madera en torno a su iglesia o a su plaza mayor y las vegas del río Tiétar, con abundancia de plantaciones y frutales.

Pero entre este abanico de colores y la fertilidad de su tierra surgen los monumentos: conventos y monasterios en ruinas, ermitas y oratorios abandonados, casonas encantadas y olvidadas, bosques misteriosos, valles embrujados y, de manera predominante, la abundancia del agua que murmura bulliciosa y cristalina por un entramado de gargantas y arroyos, y se asienta serena en los charcos y piscinas naturales, o perturba belicosa en las cascadas de irisados abanicos el agua misteriosa y en cierta forma envuelta por encantamientos y romances mientras se desliza camino del río Tiétar. Una amalgama de emociones, en suma, que propicia el clima adecuado para que florezca la inspiración, se atesoren las tradiciones y ritos como parte de su historia y germinen las leyendas.

Esta belleza y armonía, inspiradora de eternidades, fue, sin duda, la que atrajo al Emperador Carlos V, que no dudó en retirarse al Monasterio de Yuste, en el corazón de La Vera, el año 1556, con el fin de serenar su vida al encuentro de la eternidad, ese misterioso hogar de Dios. Todavía hoy, entre los altos y corpulentos eucaliptos de la entrada a su bella basílica, entre la copiosa arboleda boscosa del entorno, se percibe el espíritu flotante del monarca.

Pero todo ese caudal mágico de naturaleza, historia y arquitectura sugerente se enriquece con la presencia del hombre, que es el protagonista de una u otra forma de nuestros relatos, el hombre que lleva en su interior el germen que le arrastra a la intimidad, al recogimiento y a los mentideros donde se dispara la comunicación que conlleva la palabra que arropa las tradiciones y leyendas, en torno al brasero o la chimenea en invierno y bajo el cielo estrellado en las noches de verano.

Es por tanto, es esta simbiosis de naturaleza y paisaje, de imaginación y creatividad, de potencial humano con sus manifestaciones: religiosas, sociales, o culturales, la que nos brinda su abanico de ritos, de hábitos y de costumbres, de historia y de tradiciones, de sensibilidad mágica y de leyendas, que presenta el nuevo libro de José V. Serradilla Muñoz, en su vertiente de investigación etnográfica, patrocinado por el Ayuntamiento de Collado y se presenta este sábado, día 29, a las 22 horas, abriendo las fiestas patronales de San Cristóbal, en su X Semana Cultural.