Borrar
Francisco, el primero por la derecha.

La comunidad educativa del colegio Ejido recuerda a Francisco Domínguez

Fallecido el pasado el pasado martes, ha sido profesor del centro hasta su jubilación

ángel prieto

Domingo, 21 de febrero 2016, 20:51

El pasado 16 de febrero nos dejo nuestro amigo y compañero Paco Domínguez. Se le rompió el corazón. Quizás, porque no le cabía en el pecho. Y nos deja a todos los que le conocimos desconcertados, descolocados, dolidos y tristes.

Todos hemos de morir. Pero, al margen de esa verdad irrevocable y tópica, todos tenemos derecho a esperar las lágrimas y el dolor de los que nos acompañaron en estos días contados que es la vida.

Por eso, porque nadie merece ser olvidado. Nadie merece morir del todo y para siempre, que escribió Luis Landero, a sugerencia de algún compañero y en nombre de la Comunidad Educativa del Colegio Ejido de Jaraíz, a la que un día pertenecimos y representamos unos, a la que seguimos perteneciendo de facto otros y de corazón todos, honramos aquí el recuerdo del que fue nuestro compañero, maestro de muchos y amigo de todos.

En el dolor de la despedida, todos y todas coincidimos en el recuerdo de la profesionalidad de Paco. En la entrega a su trabajo. En su disponibilidad para con los alumnos y sus familias, en especial los más necesitados. Paco haciendo malabares como Jefe de Estudios para que todo cuadrara, para que todo el mundo tuviera un horario razonable, para que todo el mundo contara con los instrumentos necesarios para desarrollar su trabajo, de maestro o de escolar. Para que todo el mundo estuviera contento y la escuela, nuestra escuela, fuera un remanso de paz, trabajo y convivencia. Como una colmena en armonía.

Te recordamos, Paco, en las cosas sencillas y calladas, en las que no todo el mundo reparaba, pero que marcan la frontera entre el bienestar y la incomodidad: encendiendo la calefacción el último día de vacaciones para que la escuela estuviera acogedora el primer día de clase; haciendo sustituciones y tareas ingratas que no te correspondían, o que nos correspondían a otros, para aligerar la carga a los demás; en el patio, en el comedor, en los pasillos..., mediando, conciliando, aportando soluciones, quitando hierro a todos los asuntos espinosos.

Creo hablar en nombre de la mayoría de padres, alumnos y maestros del Colegio Ejido al afirmar que, para para nosotros, ha sido una suerte haberte concocido, compartir tu amistad, compañerismo y profesionalidad. Haber hecho tantas cosas juntos y haber querido las mismas cosas.

Nos conmueve haber coincidido tantos, que llevábamos tiempo sin vernos, la tristeza de todos y las lágrimas de tus antiguos alumnos en tu despedida. Te echaremos de menos. Algo tuyo se queda para siempre en aulas, pasillos, patios y despachos del colegio. En nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Descansa en paz. Te lo has ganado. Te lo mereces.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy La comunidad educativa del colegio Ejido recuerda a Francisco Domínguez

La comunidad educativa del colegio Ejido recuerda a Francisco Domínguez