El ingeniero que bota en la bici
El jaraiceño Darío Castañares sube seis veces el edificio Badajoz Siglo XXI sin pisar el suelo
A.GILGADO
Domingo, 20 de diciembre 2015, 10:55
En la planta 11 de la torre de Caja Badajoz Pilar Muñoz no paraba de atender al teléfono mientras miraba por los ventanales el Guadiana bajo el Puente Real. Los gritos de ánimo que se escuchaban en la escalera retumbaban en la habitación vacía. Su hijo Darío llevaba más de una hora saltando con la bici por las dieciocho plantas del edificio y no pudo contener las lágrimas cuando entró en la sala. El chico acababa de cumplir su reto y se podrá beneficiar de una beca de la Fundación Jóvenes y Deporte de la Junta por promocionar deportes minoritarios (sorprende que ayer no hubiera nadie de esa Fundación acompañándolo).
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Tras el piloto; su padre, su hermano menor y varios compañeros de trial que no se separaron durante la hora y ocho minutos que pasó dando saltos por la torre. Subió 108 plantas y más de 2.500 escalones en setenta minutos, con el único respiro entre ascensión y ascensión de los pocos segundos bajando en ascensor. «Voy genial, todo bien», dijo la última vez que coronó. Apenas unos minutos más tarde, ya había brincado hasta la planta once. Allí estaba su improvisada meta: una banderola de Big Mat, la empresa que le patrocina, sujeta a un extintor.
Terminó roto de dolor. Abrazó a sus familiares y amigos, se sentó sobre la barra de la bici sin sillín y pidió diez minutos para ducharse y recuperar el aliento.
Estudiante de ingeniería de 21 años y aficionado al trial desde los ocho, desde que saltaba por los bancos del parque de Jaraíz de la Vera, ayer completó una hazaña deportiva singular que puso a prueba su habilidad sobre las dos ruedas.
Castañares aspira a competir con el top mundial del trial, pero tiene que costearse los viajes, material y bicis, que por mucho que se suelden acaban rompiéndose cada pocos meses. Por eso busca exhibiciones y retos como el de ayer en la torre de Caja Badajoz para atraer patrocinadores. «La gente se queja de que los deportes minoritarios no están apoyados, pero también hay que buscarlos. Yo, para como están los tiempos, no puedo quejarme».
Tras la ducha y con la mente despejada. Darío confesó que se siente muy cómodo asumiendo este tipo de proyectos y si las lesiones no se lo impiden, pronto afrontará otro. No desveló mucho más, pero la relación con la torre de Caja Badajoz ya parece finiquitada. La ascendió por primera vez a los 18 años y ayer lo hizo seis veces. «Tenemos algunas ideas, pero no hay nada cerrado. Sí puedo asegurar que haremos algo pronto». Con el próximo desafío por definir, ahora toca disfrutar del último, que fue más rápido de lo esperado.
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