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La garza controlando a la escala de truchas.

Una garza real fiel compañera de la piscina natural del Lago

Este inquilino de Lanchacabrera es de plumaje gris y blanco, como muchos ejemplares de su especie, que vino un invierno y se quedó

p.d.samino

Domingo, 29 de noviembre 2015, 19:54

La piscina natural del Lago de Jaraíz de la Vera no está nunca sola. Cuando no hay bañistas o paseantes y la terraza-bar ha bajado sus persianas, irrumpe majestuosamente para posarse sobre la barandilla de la presa una garza real. Lleva residiendo, al menos, un par de temporadas por estos lares.

Desde su posición favorita, la citada barandilla, otea para cazar las truchas que acceden a la escala. Muchas no llegan a realizar el descenso, acaban en el buche de esta ave migratoria que se ha hecho estable, sedentaria, y la fiel compañera de la piscina natural del Lago.

Este inquilino de Lanchacabrera es de plumaje gris y blanco, como muchos ejemplares de su especie, que vino un invierno y se quedó. En esta estación llegan a España centenares de garzas reales procedentes del centro y norte de Europa buscando regiones más cálidas o templadas.

Habitualmente, la garza del Lago campa a sus anchas por las riberas de la garganta de Pedro Chate, escondiéndose en la arboleda que arropa las orillas. Caza y come en sus aguas peces y ranas con su largo y afilado pico.

Su dieta también incluye invertebrados acuáticos y hasta pequeños mamíferos y pájaros. Espera pacientemente a que la presa se aquiete para atraparla. Bien en la barandilla que circunda la piscina natural o desde cualquier promontorio del entorno. Pero, donde más tiempo permanece es en el puente de la presa, observando la escala de las truchas.

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