

El Mercado de San Andrés volverá a celebrarse en la Plaza Mayor como en sus orígenes y en los primeros lustros tras su recuperación a principios de este siglo, tras varias décadas sin realizarse. Este año tendrá lugar el 4 de diciembre. Contará con los puestos de costumbre y una parte dedicada al ganado. Para los días 2 y 3 de diciembre el Ayuntamiento tiene previsto organizar actividades entretenimiento.
La vocación comercial de la villa jaraiceña viene de lejos. Es añeja. En el pasado los mercados y ferias ya eran importantes. En la actualidad, el más pujante es el semanal de los jueves, que atrae a numerosos vendedores y a decenas de compradores de los pueblos del entorno. En cambio, ha desaparecido el mensual de ganado y el anual de las ferias agosteñas. Ambos se realizaban en el Ejido. En este sitio se han levantado el colegio del mismo nombre y el cuartel de la Guardia Civil, aunque a pocos metros se asienta cada semana el mercado de los jueves, que es la versión moderna del otro emporio de antaño que tenía lugar el primer fin de semana de diciembre, bautizado con el nombre de Feria de San Andrés, vigente hasta finales del pasado siglo. No era una celebración religiosa sino mercantil.
Este evento se llevaba a cabo al finalizar las labores en el campo, lo que significaba que los veratos tenían los bolsillos con dinero fresco que venían a gastar a la Plaza Mayor de Jaraíz, que durante varios días se transformaba en un variopinto zoco y la población se llenaba de atracciones repartidas por el centro urbano. Además de proveerse para la vida diaria, los agricultores aprovechaban la feria para acopiar aperos para la siguiente campaña agrícola, que en la comarca continúa arrancando después de Semana Santa y en el caso de Jaraíz, al término de las fiestas patronales.
No solo los comerciantes locales vendían sus existencias durante la feria decembrina, sino que llegaban de otros puntos de Extremadura y de fuera de la región. De Castellón, Béjar y Palencia, los vendedores de mantas y paños; de Castuera y La Alberca, turrón; de Don Benito y Villanueva de la Serena, utensilios de hierro y metal como los calderos, llares, braseros, estrébedes y otros; de Ceclavín, oro; de Torrejoncillo, joyas; de Montehermoso, campanas; de Pasarón, artesanía; del Barco de Ávila, patatas y alubias; de Piornal, patatas; de las Hurdes, miel; y de cualquier pueblo verato, quesos de cabra, embutidos y otros alimentos.
Todos inundaban de puestos la plaza de la Villa durante varios días que a veces se prolongaban hasta la festividad de la Inmaculada. Como las fiestas navideñas estaban próximas, no faltaban tampoco los puestos de juguetes del jaraiceño Jesús Pérez con las muñecas y caballos de cartón, los coches de hojalata o los juegos reunidos 'Geyper', éstos últimos en los sesenta.
En la siguiente década la feria decayó y en su lugar se implantó el mercadillo semanal de los jueves que ha ido creciendo a lo largo de los años y cambiando de ubicación por crecimiento. Actualmente ocupa varias calles y avenidas a las afueras de la población, en una de sus áreas de expansión urbana.
En el año 2000, el Ayuntamiento, a modo de recuerdo de la feria, implantó el Mercado de San Andrés. Hasta el año 2015 se ha venido celebrando en la Plaza Mayor el primer domingo de diciembre y desde 2016 en la avenida de Yuste durante varios días. Y este 2022 volverá a la Plaza Mayor como era tradicional.
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