«Mi mejor medalla ha sido levantar los brazos, olvidar la pandemia y dedicársela a todas las madres»
Juan José Hernández Pérez, 'Juanjo', corre en solitario la media maratón del Día de la Madre, en su vuelta a la actividad deportiva al aire libre
Este fin de semana ha sido especial por muchos motivos. Primero, porque ha empezado la desescalada hacia la normalidad permitiéndose pasear y hacer deporte. Segundo, porque ha coincidido con la celebración del Día de la Madre. Y, el más importante, porque la pandemia del coronavirus remite y apenas se cobra vidas, al menos en Extremadura y, por ende, en España.
En medio de todo este alborozo de las salidas, las que están siendo especiales son las protagonizadas por los deportistas. Uno de los que la ha vivido de una manera muy particular en todos los sentidos ha sido Juan José Hernández Pérez, 'Juanjo', el atleta jaraiceño de los múltiples medio maratones que está apunto de batir un récord en esta modalidad: llegar al centenar.
«Desde que el 26 de abril nos enteramos que el día 2 de mayo a lo mejor nos dejaban salir a correr, me empezó a rondar la idea en la cabeza de hacer lo que, en otras circunstancias, hubiese hecho, casi con toda seguridad; es decir, competir corriendo un medio maratón, 21 kilómetros, que es mi distancia favorita, pues ya he participado en más de 80 medios maratones, teniendo previsto llegar a los 100 en el año 2021. Pues dicho y hecho. Aprovechando que el domingo de este fin de semana era el Día de la Madre, y como inicio a esta desescalada, pensé en correr esta distancia y dedicárselo a todas las madres», comenta entusiasmado.
Tanto ha supuesto poder volver a correr, que Juanjo lo ha querido hacer por todo la alto, compitiendo en solitario, pero disputando una media maratón, la del Día de la Madre, envolviendo a esta prueba con toda la parafernalia que todo buen evento que se precie acomete: «Para ello, hice los mismos rituales que cuando voy a hacer una prueba oficial: me levanté tempranito, desayuné lo habitual, me puse la equipación del Club Deportivo Lanchacabrera, me di los ungüentos, preparé el gel del kilómetro 10, las botellas de agua para el avituallamiento, calenté un poquito, y medí a mí mismo el pistoletazo de salida, para, un par de horas después, y con más sufrimiento y calor de lo normal, conseguir finalizar estos veintiún kilómetros y noventa y siete metros que tiene un medio maratón».
Como en toda carrera, en esta también ha habido podio, con un solo cajón, el del ganador: «Al llegar a la ficticia línea de meta, no recibí aplausos ni medallas. Mi mejor medalla fue levantar los brazos al aire, olvidar por unos segundos los tremendos efectos de esta terrible pandemia que estamos viviendo y dedicar este momento a mi madre, a la madre de mis hijos y al resto de madres de mi familia y del mundo entero», subraya. «Ha sido una experiencia muy reconfortante. El esfuerzo, después de tanto tiempo, ha merecido la pena», asegura Juanjo, muy satisfecho.
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