Jesús Gil, tras 15 años corriendo, abandona la competición por lesión
'El tigre de Lanchacabrera' ha subido al podio en 155 ocasiones, por lo que dice que lo peor que va a llevar a partir de ahora es «no poder dedicar mis victorias a mi padre»
Jesús Gil Barquero es uno de los corredores jaraiceños más veteranos con un extenso historial que por una lesión que viene arrastrando desde hace tiempo ha decidido abandonar el mundo de la competición, tras haber participado a lo largo de 15 años en 138 medias maratones y 5 maratones, tanto en asfalto como en la montaña, y en innumerables carreras de otras distancias, logrando subir al podio por ello en 155 ocasiones. «Mi pasión por este deporte, el 'trail-running' o carrera de montaña, sigue todavía, pero una lesión de hace años degenerativa ha dicho que ya basta; de dejar de competir; aunque seguiré corriendo pero en plan tranquilo», explica resignado.
Antes que corredor fue futbolista. Por eso, dice que, cuando comenzó esta aventura, no podía ni imaginar que llegaría tan lejos. «No sin esfuerzo, mucho trabajo y entrenando día a día. Primero comencé a correr en llano y luego me pasé a la montaña, donde encontré mi verdadera vocación y he tenido más éxitos, siempre con el CD Lanchacabrera, en el que he estado tan a gusto y contento», asegura.
Así, pues, la etapa que ha marcado su vida deportiva ha sido, por tanto, la del atletismo y, obviamente, lo vivido con su club. «Por mi garra me apodaron El tigre de Lanchacabrera», recuerda.
Un museo de trofeos
Su casa es un museo de trofeos y medallas ganadas durante los tres lustros que ha estado corriendo. «He conseguido 155 podios. Estoy muy satisfecho por ello, gracias a todas las personas que me han animado y apoyado, que han sido muchas; al montón de amigos que he hecho y, por supuesto, a mi club, Lanchacabrera», reconoce.
Los agradecimientos son muchos. Como no quiere olvidarse de nadie, lo hace extensivo a toda la gente con la que ha tratado y relacionada con el 'running'. «En definitiva, a todos los que me han valorado y, especialmente, a mi familia, a la que he quitado muchas horas, pero que lo ha entendido», sin olvidar, dice, a los alcaldes de los pueblos en donde ha corrido por el reconocimiento que «me hicieron hace dos años por mi trayectoria deportiva».
Pero lo que peor va a llevar a partir de ahora, comenta, «es no poder dedicar mis victorias a mi padre», como siempre hacía.
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