

Jaraíz de la Vera celebra desde el pasado domingo, día 31de marzo, las fiestas en honor de la Virgen del Salobrar, Patrona de la localidad, con numerosos cultos y actos populares como la romería. Esta mañana, tras la misa de las 9, decenas de jaraiceños (a los que el día nublado no ha desanimado) han trasladado a hombros a la imagen que se venera en la iglesia de Santa María durante todo el año -réplica de la original que se honra en su santuario- hasta el paraje natural donde tiene lugar la romería.
A su llegada, a la entrada de la ermita, tendrá lugar la misa de campaña, para dar paso a la convivencia entre todos los jaraiceños, en un hermoso paraje, en el que el verdor del campo y las flores que empiezan a irrumpir, ofrecen una bella estampa, con la impresionante mole de Gredos, al norte; y el Campo Arañuelo y las Villuercas, como fondo, del gran escenario natural que se divisa desde cualquier punto de la ermita de la dehesa, con encinas y alcornoques centenarios para cobijar a los asistentes.
La romería se pondrá fin esta tarde con la procesión por el entorno de la ermita de la dehesa, alrededor de las 17 horas. La imagen se subirá a la población en vehículo, al contrario que esta mañana, que ha sido portada a hombros por los devotos, recorriendo a pie unos diez kilómetros, como ya viene siendo costumbre desde que se recuperó la celebración de la romería, en el año 2001, tras dos siglos sin tener lugar.
Se interrumpió por la invasión de los franceses, cuyas tropas destruyeron el santuario de la Virgen del Salobrar, situado junto al río Tiétar, en la finca que lleva su nombre, en cuyos alrededores se hacía la romería, toda vez que la actual ermita era del Cristo de la Humildad, que, inicialmente, acogió temporalmente a la imagen de la Patrona.
Sin embargo, tras la guerra civil, se decidió que fuera de la Virgen del Salobrar, al resultar problemático, por las circunstancias, recuperar los terrenos y reconstruir el santuario del río, pues habían sido desamortizados por Mendizábal, como ocurrió con otras muchas propiedades eclesiásticas de la localidad, lo que originó la desaparición de media docena de ermitas que había repartidas por el término municipal, así como la extinción de las cofradías que las sustentaban, las cuales subsistían gracias a las posesiones de pequeños minifundios y el usufructo de tierras, que habían sido donadas por los propios cofrades, lo que proporcionaba jornales a la población, que vivía en la pobreza, situación que se agravó al quedarse, como consecuencia de la desamortización, sin trabajo.
Los franceses, primero, y Mendizábal después, cambiaron, por tanto, para bien o para mal (más bien para mal), el rumbo de Jaraíz a finales del siglo XIX, enmendándose la situación en la centuria siguiente, especialmente a partir de mediados del siglo XX, alcanzando en el XXI la prosperidad y bienestar que se disfruta en la actualidad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.