
Jaraíz de la Vera es una de las pocas poblaciones extremeñas y del país en las que se celebra la procesión de la Octava del Corpus. Una tradición que tiene lugar desde hace varios siglos, como sucede con la del Corpus, celebrada el pasado domingo en la parroquia de Santa María, por calles adornadas con colgaduras y suelo multicolor alfombrado.
Hoy domingo, tras la misa solemne, a las 11.30 horas, en la iglesia parroquial de San Miguel, presidida por el párroco y arcipreste de Jaraíz, Juan Antonio Corrales Muñana, saldrá la procesión, que continúa desarrollándose por el casco histórico jaraiceño o judería, por calles en las que el olor a tomillo, romero e incienso están presentes, lo que supone todo un placer para los sentidos.
A esa agradable mezcla de fragancias hay que añadir la belleza de las calles: estrechas, empinadas, cargadas de flores y representativas de la arquitectura popular verata. Por eso, el paso de la procesión de la Octava del Corpus por las mismas, catapulta a los asistentes a siglos atrás. Es como volver al pasado, en pleno siglo XXI.
A lo largo del itinerario por donde discurre el cortejo procesional, los vecinos mantienen la arraigada costumbre de levantar altares para la exposición del Santísimo, que se porta, bajo palio, en una custodia del siglo XVIII.
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