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Cámara del túmulo Lámoina I, junto a la estación depuradora. P. D. CRUZ
La dehesa boyal jaraiceña alberga restos prehistóricos en la parte norte

La dehesa boyal jaraiceña alberga restos prehistóricos en la parte norte

En el paraje El Canchal se asienta una necrópolis con unas treinta tumbas, muchas de las cuales han sido saqueadas

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Miércoles, 17 de enero 2024, 22:35

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El dolmen Lámoina I no es un resto arqueológico aislado. La dehesa boyal de Jaraíz de la Vera, en el que se encuentra, está plagada de estos monumentos prehistóricos. Cuenta con una de las necrópolis megalíticas más importantes de Extremadura en estado de desaparición.

Los restos que afloran en el paraje conocido como El Canchal, mordido por el polígono industrial El Pocito, y oculto por el paso del tiempo y el olvido, parece no existir. Pero está ahí, pese a los expolios que ha sufrido a lo largo de los años. En unos casos, por parte de los nativos para emplear las piedras en otras construcciones. Y en otros, por los saqueos de que han sido objeto las tumbas para extraer sus ajuares u otros tesoros ocultos.

Lo cierto, es que ha sido más devastadora la mano del hombre que el devenir de los años el causante del deterioro del yacimiento, en el que según los expertos hay unas 30 tumbas. Aunque para los ojos de los profanos el número ni siquiera llega a la mitad. Entre 1995 y 1999, Antonio González Cordero, profesor del instituto Zurbarán, de Navalmoral de la Mata, realizó un estudio e hizo saber que este rico patrimonio estaba en peligro de extinción, corroborando que El Canchal estaba sembrado de dólmenes.

El Ayuntamiento, al superar sus posibilidades, se ha venido encomendando desde hace años a la Junta de Extremadura -sin resultados hasta ahora cada vez que ha planteado esta idea- para crear un parque arqueológico y poner fin al pillaje. El vallado del entorno sería un paso para su conservación y adecuación para ser visitado, como ocurre con el dolmen Lámoina. De éste se sabe de su existencia, pero las administraciones tanto provinciales como regionales hasta ahora lo han venido ignorando también. De ahí que no aparezca en guías ni folletos, ni tampoco se haya señalizado en la carretera EX-392, Jaraíz-Navalmoral, a la que está pegado.

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