

El incendio del parque nacional de Monfragüe, ocurrido el segundo fin de semana de julio, obligó a las aves en general, y a las rapaces en particular, a huir del fuego. Por su cercanía, la comarca de la Vera fue uno de los sitios elegidos para refugiarse mientras mejoraban las condiciones en su cotidiano lugar de hábitat.
Por este u otro motivo, tenga que ver o no con lo del fuego, lo cierto es que en Jaraíz de la Vera (por su silueta algunos lo han identificado como un milano) una de estas aves estuvo oteando desde el fin de semana varios días en busca de presas en la arboleda de los espacios ajardinados, en pleno casco urbano.
Uno de ellos fue la zona verde de la barriada de Santa María plagada de plataneras en las que se dan cita diariamente decenas de gorriones, con cuyo paradero dio rápidamente la rapaz en cuestión y en donde efectuó no pocas incursiones desde el sábado y en los días siguientes, así como por los tejados de la calle Fuente, en los que anidan diversos pajarillos y, por ende, posibles manjares.
Varias décadas atrás la presencia tanto de milanos como de otras rapaces era normal avistarlas en los cielos azules de la Vera cada verano. Sin embargo, por diversos motivos han ido restringiendo sus vuelos por estos lares, de ahí que ahora su presencia llame la atención más que nunca. En el caso de Jaraíz no debería ser tan raro ver a estos alados al estar declarado Zona Especial de Protección de las Aves (ZEPA) por el cernícalo primilla; eso sí, en extinción.
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