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El almacén temporal de Almaraz, listo para recibir el primer contenedor de residuos radioactivos

El almacén temporal de Almaraz, listo para recibir el primer contenedor de residuos radioactivos

Aún no está decididos el ATI entrará en funcionamiento antes o durante la recarga que se iniciará a finales de octubre en la Unidad I de la central nuclear de Almaraz

MIGUEL ÁNGEL MARCOS/ hoy.es

Sábado, 29 de septiembre 2018, 13:54

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El almacén temporal individualizado que ha construido la central nuclear de Almaraz en sus instalaciones para albergar los elementos gastados de alta actividad, el famoso ATI, está terminado y listo para empezar a funcionar, como pudo este diario comprobar 'in situ' hace unos días tras superar varias vallas metálicas y los tornos que controlan los accesos.

En unas semanas, cuando entre en funcionamiento y reciba el primero de los 20 contenedores para los que ha sido diseñado, ya no será posible el acceso del que han gozado dos medios de comunicación, entre ellos HOY, guiados por Aniceto González, responsable de Relaciones Institucionales de la CNA, y Juan Antonio Arjona, del equipo de Ingeniería y el responsable del proyecto.

La instalación en cuestión, el ATI, ocupa una superficie total de 2,5 hectáreas, de las que 3.700 metros cuadrados corresponden a una zona pavimentada y delimitada por un muro perimetral de 5 metros de altura. Dentro está la losa sísmica de almacenamiento propiamente dicha, con unas dimensiones de 51 por 20 metros y un metro de espesor de hormigón armado.

Allí se depositarán los contenedores, construidos expresamente para este fin por la empresa ENSA en Santander. Se situarán en dos filas de diez, y la previsión es que la losa se complete en unos cinco años si antes no se llevan al esperado almacén temporal centralizado (ATC), que se iba a construir en la localidad conquense de Villar de Cañas pero que no tiene visos de ser una realidad a medio y largo plazo.

Cuestión de semanas

El primero de esos contenedores, con 32 elementos de combustible en su interior, llegará en unas semanas, puesto que los que hay ahora mismo, vacíos, se utilizan para las pruebas que se vienen haciendo. Lo que no se sabe todavía es cuándo ocurrirá, si antes o durante la recarga de combustible que se iniciará a finales de octubre en la Unidad I. Las medidas de seguridad que tiene, físicas y de control radiológico, son las mismas, se insiste, que en el resto del recinto.

«El ATI es como una central nuclear en pequeño explica Juan Antonio Arjona. Existe una valla exterior que limita el acceso, un doble vallado para acceder a zona controlada y otro más para acceder a la losa. En cuanto a protección radiológica, dentro de la zona controlada hay que cambiarse de indumentaria y utilizar un dosímetro. Igual que ocurre en la planta. Una vez que se deposite el contenedor con residuos, aquí solo habrá personal de vigilancia, con cámaras, y seguimiento desde la sala de control por los operadores. La seguridad será absoluta. Incluso si tiene lugar un terremoto la losa se mantendrá y los 20 contenedores quedarán posicionados en su sitio».

Pero hasta llegar a ese momento todavía queda mucho trabajo por delante, siguiendo un proceso minucioso y complicado que abarcará desde la carga de los elementos de combustible en el contenedor hasta la ubicación de éste en la losa. Por las pruebas que se han hecho llevará unos ocho días. Y en la central llevan muchos meses con pruebas.

«El contenedor se carga con los elementos en la piscina de combustible con la grúa que hay allí, y se coloca en posición horizontal para facilitar el transporte añade Arjona. Será en un transporte de unos 24 metros de largo, que controlarán varias personas y que no puede ir a más de tres kilómetros a la hora por motivos de seguridad. Tardará unas dos horas. Una vez que llegue al ATI, la grúa móvil, de 12 metros, se aproximará a la plataforma de transporte, cogerá el contenedor de 130 toneladas de peso lo pondrá en posición vertical y lo depositará en el sitio correspondiente. Después se pondrá la tapa y se conectará el elemento que controlará la presión que tiene. Será todo muy lento. Cargar el contenedor vacío, posicionar, maniobras, el transporte, el movimiento de la grúa No se puede ir más deprisa».

Todo ese proceso lo realizarán trabajadores de la central con el apoyo de ENSA, que es la empresa que ha diseñado y fabricado los contenedores y su manejo, y ALE, encargada del transporte.

El primer contenedor, y el único que se depositará este año, espera desde hace meses en el edificio de combustible a ser cargado, «antes de que finalice la recarga para dejar espacio a los elementos gastados que se retiren». Previsiblemente a finales de noviembre o a primeros de diciembre.

El diseño del almacén, que ha sido de la propia central almaraceña implicando a varios departamentos; su construcción y equipamiento ha supuesto una inversión de unos 24 millones de euros.

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