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Ayuntamiento y soportales, donde estuvo el castillo.
La infanta Jariza pasa cada noche de San Juan cabalgando en busca de un anillo antídoto

La infanta Jariza pasa cada noche de San Juan cabalgando en busca de un anillo antídoto

p.d.samino

Sábado, 23 de junio 2018, 20:36

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La noche de San Juan es mágica en Safariç, actual Jaraíz de la Vera. Es uno de los pocos lugares encantados como los misteriosos castillos que jalonan las tierras extremeñas sirviendo de morada eterna a damas hechizadas, moras, hebreas o cristianas, que esperan eternamente a algún valiente extremeño que ose desencantarlas, dice Israel J. Espino, bloguero del diario HOY.

Uno de esos castillos encantados es el de Jaraíz, construido hacia el año 725 por el caudillo árabe Abadaliz. Inicialmente recibió el nombre de la infanta que lo habitó, Jariza, cuyo espíritu sigue vagando por las calles de la población eternamente por un hechizo, recuerda.

El castillo de Jariza dio nombre a la población y a su alrededor se instalaron árabes, cristianos y judíos. De él subsisten restos en las casas de los soportales altos de la Plaza Mayor, donde actualmente se encuentra la Casa Consistorial. La infanta Jariza, según cuenta el escritor extremeño Publio Hurtado, sigue viviendo entre las ruinas del castillo de Jaraíz de la Vera, es decir, en el Ayuntamiento y los soportales altos de la Plaza Mayor, gracias a un anillo mágico que no se puede arrancar del dedo corazón, detalla.

La infanta Jariza pasa las noches de San Juan cabalgando sobre un grifo animal mitológico-, cuya parte superior es la de un águila gigante, con orejas puntiagudas, plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un temible gigantesco león, con pelaje amarillo y musculosas patas y rabo con plumas.

Aunque el grifo es custodio de tesoros, la infanta Jariza lo utiliza para volar en su lomo, de picacho en picacho, buscando nidos de águila entre las altas rocas de la Vera, esperando encontrar el huevo que lleve en su interior otro anillo con el que poner fin a su hechizo, para romper el encantamiento que la condena eternamente a vagar por las calles jaraiceñas, alrededor de lo que fue su castillo, explica.

Espino esboza, que mientras la bella agarena recorre los picos de Gredos cualquiera puede aprovechar la ocasión para buscar bajo el castillo un talismán con poderes mágicos, hecho de oro y piedras preciosas y con un peso superior a los 400 gramos que los árabes ocultaron.

Y asegura que, según el investigador Alonso Corrales Gaitán, muchísimas personas, venidas incluso de muy lejos, perdieron muchas horas en buscarlo. La bella Jariza es la custodia de este talismán, que trata por todos los medios engañar a los buscadores de tesoros y que hasta ahora lo viene logrando siglo tras siglo, cada noche de San Juan.

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