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Juan Sánchez y Claudia Rodríguez, al recibir su premio, en Tallin (Estonia). Junto a ellos, miembros de la organización.
Jóvenes investigadores, de La Vera a Pittsburgh

Jóvenes investigadores, de La Vera a Pittsburgh

Dos estudiantes de Jaraíz coleccionan premios con su investigación sobre el corazón de la mosca de la fruta

ANTONIO J. ARMERO

Domingo, 22 de octubre 2017, 09:57

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Durante cuatro años, Claudia y Juan estuvieron yendo dos o tres tardes a la semana al instituto o a casa de uno de sus profesores. Por voluntad propia. Iban a investigar. A asomarse al visor de una cámara de fotos réflex y al ojo multiplicado de un microscopio. A vigilar de cerca cómo se movía el corazón de las larvas de la mosca de la fruta, para firmar una investigación que supera de largo las habilidades propias de su etapa académica. Un trabajo que ya les ha llevado a Madrid, a Barcelona, Málaga, Brasil, Estonia y próximamente, a Estados Unidos.

«Esta investigación nos ha permitido ver la ciencia como nunca antes la habíamos visto», resume Claudia Rodríguez Rodríguez (17 años). «Yo me lo tomé en principio como una actividad extraescolar, pero rápidamente vi que no iba a ser solo eso», apunta Juan Sánchez Mateos (16). Los dos hicieron el trabajo mientras estudiaban en el IES Maestro Gonzalo Korreas, en Jaraíz de La Vera, animados por Jesús Manjón Sánchez, uno de sus docentes. «Todo empezó como un proyecto de innovación educativa, pero fue creciendo», explica el maestro, que cita también a Sara García, a los hermanos Sara y Pablo Sánchez, a Patricia Moreno y a Félix Manjón, compañeros de instituto que también tiene su cuota de mérito en el éxito alcanzado.

Siete premios anteriores

Antes de ser expuesto en Estonia, el trabajo ya sumaba siete premios. Tres de ellos logrados en la XVIII Exporecerca Jove 2017 y cuatro -entre ellos uno para el profesor Jesús Manjón- en el Certamen de Jóvenes Investigadores 2016, que organizan cada año el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) y el Injuve (Instituto de la Juventud). En esta última cita fue donde el trabajo de los dos jóvenes extremeños resultó seleccionado -junto a otros tres- para participar en el European Union Constest for Young Scientists (Eucys), o sea, el certamen europeo de jóvenes investigadores, que va ya por 29 ediciones.

En Tallin, la investigación extremeña recibió el premio Intel-ISEF, que consiste en una invitación para participar en la Feria Internacional Intel de la Ciencia y la Ingeniería, que se celebrará en mayo del próximo año en Pittsburgh (Pennsylvania, Estados Unidos). Allí se juntarán unos 1.800 jóvenes de más de setenta países, y se repartirán en premios más de cuatro millones de euros.

Los alumnos del instituto verato «dedicaron miles de horas, fuera del horario lectivo, a observar mediante un microscopio y una cámara digital a decenas de larvas de la mosca de la fruta», concreta Jesús Francisco Jordá Pardo, profesor de la UNED y director científico del Certamen de Jóvenes Investigadores del MECD e Injuve. Lo hicieron, continúa, «para estudiar los mecanismos de los latidos de su corazón y su aorta, obtener grabaciones de alta resolución hasta ahora nunca conseguidas por científicos profesionales y explicar de manera rigurosa su funcionamiento, demostrando que las anteriores explicaciones, publicadas en revistas de impacto, no estaban en lo cierto». «Además -concluye Jordá- los resultados obtenidos tienen el valor añadido de poder ser utilizados para conocer mejor cómo funciona el corazón humano».

El profesor que tuvo la idea de hacer este trabajo y que dirigió a Claudia, Juan y el resto del equipo, avanza que están gestionando la posibilidad de que se publique en una revista especializada. «La gente a veces no acaba de creerse los resultados conseguidos», comenta con orgullo Manjón, que destaca «la dificultad de grabar lo que los alumnos han conseguido grabar, y también lo complicado que es procesar esa información».

Tanto Claudia, que ahora estudia el Bachillerato Artístico en el IES Santa Bárbara en Plasencia, como para Juan, que sigue en el IES Maestro Gonzalo Korreas, coinciden en señalar que la investigación les ha regalado momentos que no olvidarán. «A mí -añade el joven- me ha servido también para saber que me quiero dedicar a la investigación, y por eso creo que estudiaré Biología o Biotecnología». «Yo sé que quiero dedicarme a investigar, seguramente desde algún ámbito del Arte», anticipa Claudia.

Y Jordá, el profesor que les conoció durante el Certamen de Jóvenes Investigadores, hace una reflexión de calado. «El premio -argumenta- nos habla de que para hacer investigación puntera no hacen falta grandes equipamientos, y que un trabajo hecho con tesón, bien realizado por jóvenes ilusionados por aprender y bajo la supervisión de un profesor apasionado de la enseñanza, fuera del horario lectivo, en un centro educativo distante de grandes laboratorios científicos y con escasos medios técnicos, de un pequeño pueblo rural famoso por su pimentón puede ser considerado uno de los mejores proyectos de investigación realizado por jóvenes de Europa».

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