Pedro Díaz
Martes, 26 de enero 2016, 21:41
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En las últimas semanas se han intensificado las celebraciones de las matanzas tanto en Jaraíz como en el resto de la comarca. Sobre todo, después de las fiestas navideñas. Particulares e instituciones mantienen la tradición, que se resiste a desaparecer.
Hasta la década de los setenta del pasado siglo era una forma de aprovisionamiento para el resto del año, especialmente en el caso de los agricultores, que realizaban esta actividad atávica entre los meses de diciembre y enero, preferentemente.
Entre la Pura y los Reyes se mataba al cochino. Un mes en el que raro era el día en que no se sacrificaba en las poblaciones veratas; en que no gruñía de muerte algún cerdo, señala José Vicente Serradilla Muñoz, autor del libro La matanza en La Vera (Gráficas Romero, Jaraíz, 1993).
Su recesión hace casi medio siglo ya, se produjo como consecuencia del abandono de la población del campo, las mejoras sanitarias que prohibieron los sacrificios callejeros y un mejor nivel de vida. En la actualidad, bajo los controles veterinarios pertinentes, se llevan a cabo en las casas de campo y en las plazas públicas de manera simbólica por parte de las instituciones.
El pasado fin de semana, en varias fincas jaraiceñas se reunieron familiares y amigos para celebrar esta tradición. De la misma manera, en Tejeda de Tiétar tuvo lugar otra promovida por el Ayuntamiento abierta a todo el pueblo.
Tanto en el pasado como ahora, la especia que más se utiliza para la chacina y adobado de los productos del cerdo es el pimentón de la Vera, no solo como conservante, sino para que los embutidos tengan un sabor excepcional, de primera. Actualmente, la elaboración chacinera para el consumo parte de las empresas que han ido surgiendo tanto en Jaraíz como en otras poblaciones.
A nivel particular, así como por parte de los organismos públicos, se conserva a modo de evento festivo. Es un acontecimiento que reúne a familiares y amigos en torno al rito matancero, en el caso de los primeros; y a todos los vecinos, cuando es iniciativa municipal. En la década de los noventa llegó a institucionalizarse a nivel comarcal. Cada año un pueblo de la Mancomunidad acogía su celebración. Las primeras fueron multitudinarias, pues acudía gente de la zona y la provincia. La de Jaraíz, en febrero de 1994, congregó a varios miles de visitantes.
En Jaraíz de la Vera y otras localidades de la comarca, la presencia del cerdo se pierde en la noche de los tiempos. De la veintena de verracos encontrados en Extremadura, tres han sido localizados en Jaraíz, Pasarón y Viandar. El de Jaraíz se exhibe a la entrada del Instituto Maestro Gonzalo Korreas.
Estas esculturas nos revelan la importancia que los vetones concedían al cerdo, al que llegaron incluso a rendir culto, junto al toro, destaca Serradilla.
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