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Claudia Rodríguez, Juan Sánchez y Jesús Manjón.
El instituto de Jaraíz representará a España en el Certamen de Jóvenes Investigadores

El instituto de Jaraíz representará a España en el Certamen de Jóvenes Investigadores

Jesús Manjón, profesor coordinador del proyecto: “Hemos podido realizar algo que no se ha hecho hasta ahora”

P.D.SAMINO

Miércoles, 23 de noviembre 2016, 21:10

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Dos alumnos del IES Maestro Gonzalo Korreas, Claudia Rodríguez Rodríguez y Juan Sánchez Mateos, son los ganadores del XXIX Certamen de Jóvenes Investigadores de 2016, el más prestigioso de España

Jesús Manjón Sánchez, profesor de Biología y Geología, es el alma mater del proyecto e inspirador de la vena científica de los alumnos. En calidad de coordinador, ha recibido una mención de especial en el certamen, celebrado en la localidad malagueña de Mollina compitiendo en la final con 40 trabajos seleccionados de 300 presentados. Por todo ello, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a su vez, ha otorgado a Manjón una mención de honor por el fomento e impulso de la investigación entre los jóvenes.

El proyecto fue presentado el pasado martes, día 18 de octubre, en el teatro-cine Avenida de Jaraíz de la Vera, tanto a la comunidad educativa como a la población en general, a la que asistió también la consejera de Educación y Empleo, Esther Gutiérrez, que anunció que se mejorarán las infraestructuras educativas de la localidad y que la Junta apoya y reconoce los méritos de los alumnos y, de una manera muy especial, a su profesor por el premio logrado, quienes representarán a España en la fase continental, que tendrá lugar en 2017, en Estonia. Al mismo tiempo, recibieron una placa conmemorativa del Ayuntamiento de Jaraíz y la bandera del municipio de manos del alcalde, Luis Miguel Núñez, para que les dé suerte y la exhiban en su cita europea.

-¿Esperaban ganar el premio?

-Desde luego que no. Sabíamos que teníamos un gran trabajo, una investigación de calidad que estaba muy por encima de lo que normalmente se presenta en las reuniones científicas que anualmente se celebran en Extremadura. Que, además, según la información de las publicaciones especializadas que poseíamos hasta ese momento, nadie había llegado a realizar una investigación semejante que pudiera llenar lo que nosotros considerábamos que era un vacío de conocimiento en lo que se refiere al funcionamiento del corazón de la larva de la mosca de la fruta. Es un animal de laboratorio clásico, estudiadísimo. Pero nunca estuvimos seguros al cien por cien de que tuviéramos un hallazgo, pues nuestro acceso a las revistas especializadas es muy limitado.

Por otro lado, desconocíamos prácticamente todo del Certamen de Jóvenes investigadores. De lo único que estábamos seguros es que participarían estudiantes muy preparados, altamente motivados, cursando estudios de Bachillerato. Luego supimos que muchos eran procedentes de centros educativos de ciudades grandes de toda España que poseen convenios con sus Universidades de referencia para la preparación de sus trabajos, la mayoría de ellos cursando 2º de Bachillerato cuando realizaron la investigación. Es decir, nuestros rivales les sacaban un par de años a Claudia y a Juan. Nos conformábamos con estar entre los cuarenta seleccionados para la final. Aunque, debo decir que la respuesta de Miriam García, nuestra directora, cuando le dije en mayo que había enviado la memoria para participar, fue: Vais a ganar.

-¿Qué representa para usted, los dos alumnos y el instituto?

-Para nosotros una profunda satisfacción, como no puede ser de otra manera, al comprobar que todavía se recompensa el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Son muchísimas horas de dedicación en las que hemos tenido que superar grandes dificultades técnicas para conseguir que su aportación científica sea objetivamente valorada de una manera tan positiva. Constituye la consagración de sus hallazgos.

En cuanto al IES, supongo que será motivo de orgullo para toda la comunidad. Debiera serlo, más teniendo en consideración el hecho de que somos un centro rural que nunca había participado en este certamen nacional al que concurren centros educativos españoles acostumbrados a presentar a sus mejores alumnos año tras año.

-Está claro que la excelencia académica no depende del lugar sino de las personas.

-Desde luego hay que tener en cuenta el talento natural de las personas como principal fuerza motora, no cabe duda. Sin embargo, existen una serie de condicionantes que son determinantes para que esa excelencia aflore. En primer lugar, no abundan alumnos con vocación científica, pero cuando la tienen suelen mostrar cualidades excepcionales. Pero entonces, resulta que algunas de estas personas, demasiadas creo yo, acaban naufragando y ahogándose en ambientes dominados por la apatía, la desidia y la falta de vocación. Esto es terrible y alarmante para el futuro de nuestra sociedad en crisis económica y de valores. No podemos permitirnos el lujo de perder estas personas tan valiosas. Pero esto ya se ha dicho muchas veces.

Por añadidura, las zonas rurales estamos más expuestas. Estoy convencido de que se pierde un tiempo precioso si a estos alumnos de vocación científica temprana no se les incorpora a programas de investigación como el que vengo desarrollando con ellos en estos últimos años, cuyos frutos son ahora evidentes. Claro que para ello se necesitan unos laboratorios mínimamente dotados y acondicionados para trabajar con comodidad. El nuestro es un centro viejo y sus deficiencias se hacen notar.

Desde luego no competimos en igualdad de condiciones. Tengo varios proyectos a punto que no han visto la luz todavía, porque las condiciones no estaban dadas. Los alumnos de Bachillerato no querían implicarse, no querían complicarse la vida en un interesante proyecto de investigación, entre otras razones porque les sacaba de su rutina diaria dedicada a cubrir un expediente con buenas notas. Estaba y estoy convencido de que para aprender Ciencia hay que hacer Ciencia, hay que investigar cosas del mundo real. Sin embargo, la inercia del sistema educativo ha encaminado siempre a los estudiantes, y lo sigue haciendo hoy, al aprendizaje de la Ciencia teórica, la Ciencia casi dogmática y muerta de los libros de texto y de los currículos oficiales. Decidí probar con alumnos más jóvenes, los que entraban en Primer Ciclo de ESO, con una mentalidad más abierta y menos preocupada por el expediente. El resultado es este. Alumnos investigando con una entrega total y disfrutando de ello y con excelentes calificaciones.

-¿La consecución de un galardón de estas características es fruto de poco o mucho tiempo y trabajo?

-Cada uno de estos proyectos que vengo desarrollando en los últimos cinco años lleva un estudio previo de viabilidad, realizado por mí, de varios meses de trabajo en casa, durante las tardes, en mi laboratorio doméstico. Una vez hecho esto, el llevarlo a cabo con los alumnos consume un curso completo, dedicando unas tres horas semanales fuera del horario lectivo. Hay que añadir que desarrollamos normalmente dos investigaciones a la vez y que yo le dedico todas las tardes un par de horas. En estos dos últimos años hemos contado con la colaboración del profesor de Biología José Estévez García, que ha sido fructífera y valiosa.

El procesado de imágenes conlleva mucho tiempo, muchas pruebas para verificar los datos. Cuando se acercan las ponencias científicas trabajamos más tardes a la semana, incluso los fines de semana. Preparar la asistencia al certamen ha supuesto, además, empezar a reunirnos desde el 15 de agosto un par de días a la semana. Y ya en septiembre, prácticamente, todos los días para ensayos y analizar todo una y otra vez buscando los puntos débiles. Tiene muchísimo mérito y valor lo que estos alumnos hacen.

-¿Qué les llevó a investigar acerca de la Drosophila melanogaster que ya no se hubiera hecho?

-Por la misma razón por la que es utilizada en investigación en todo el mundo. Es muy fácil de criar y se reproduce muy rápidamente. Además, sus pequeñas larvas son transparentes y esto es perfecto para nuetro objetivo de trabajar en su fisiología en vivo. En realidad, esta investigación surgió casi por casualidad. Algo muy común en Ciencia. A comienzo del curso pasado estábamos más interesados en investigar la proliferación celular in vivo, una cuestión relacionada con el cáncer y que es un interesantísimo proyecto que hemos tenido que dejar aparcado, de momento. En una de esas sesiones iniciales pudimos observar el corazón latiendo con una nitidez increíble. Empezamos a interesarnos por sus células, los cardiomiocitos, y nos dimos cuenta de las importantes lagunas existentes en la literatura científica. Se daban muchas cosas por supuestas. No podíamos creerlo. Así pues, decidimos hacer lo que se debe hacer en estos casos: proponer hipótesis acerca de su funcionamiento y comprobarlas con nuestras observaciones; hasta hoy.

Debo decir que, gracias a una dotación de la Consejería de Educación y Empleo que nos llegó en noviembre del curso pasado y que casualmente incluía un magnífico microscopio, el cual nos ha permitido trabajar a gran aumento proporcionándonos unas imágenes de excelente calidad. Sería una excelente noticia poder contar con alguno más, ya que aceleraría nuestras investigaciones.

-¿Cómo llegaron a la conclusión de que su corazón se contrae y dilata a la vez?

-En realidad hemos trabajado con tres hipótesis y la que se refiere a la mecánica global del corazón de estas larvas ha sido la más sencilla de validar. Como el corazón de estos animales es alargado, como un tubo muy fino, se suponía que se contraía de un modo peristáltico, es decir, una onda de contracción que va exprimiendo dicho tubo de atrás hacia adelante. Esto se daba por supuesto porque así funciona en muchos animales invertebrados e incluso en la mosca adulta. Decidimos proponer la hipótesis contraria, la de que se contrae a la vez en toda su extensión, como sabíamos que ocurre en el embrión. Unos cuantos cardiogramas registrados simultáneamente en varios puntos del corazón nos confirmó nuestra hipótesis.

Pero nuestro principal hallazgo se centra en el análisis estructural y mecánico de unas pequeñas células situadas en unas diminutas válvulas que hacen que el flujo de la sangre (hemolinfa) sea unidireccional. Hemos registrado en vídeo Full HD por primera vez la actividad de esas llamadas células de los ostiolos trabajando a nada menos que 1.000 aumentos. Así hemos podido realizar un análisis fino de su estructura y su funcionamiento en vivo. Algo que creemos no se ha hecho hasta ahora.

-¿Cómo es posible que no se haya descrito antes la mecánica de estas células, siendo Drosophila un animal tan empleado en experimentación?

-He pensado mucho en ello y creo que sé la respuesta. Los investigadores profesionales usan unas técnicas microscópicas tan sofisticadas y a veces, tan automatizadas en la búsqueda de resultados que no se detienen a contemplar el paisaje que puede ver al mirar por el ocular de un microscopio óptico convencional. A nosotros no nos queda otra: vamos despacio, paso a paso, micra a micra, registrando todo lo que nos deja ver un ser vivo bajo el microscopio. Después, nuestro análisis, aunque empleando las últimas técnicas de procesado científico de las imágenes, es minucioso y no desperdiciamos nada de una información que tanto trabajo nos cuesta grabar. Y así, reparamos en cosas de las que nadie se había percatado.

-¿Ha sido recompensado debidamente?

-Cada minuto dedicado a este proyecto, en una armonía casi perfecta, ha merecido la pena. Al margen de la compensación económica, que me temo difícilmente puede compensar tan elevado número de horas dedicadas, existe un momento en la vida de estos jóvenes científicos que es especial para ellos y que les llena de satisfacción: la comunicación de sus trabajos a la comunidad científica. Debemos agradecer a la Asociación científica Extremeña Investigación en Secundaria (I.E.S), a la cual pertenecemos, la oportunidad que cada año nos brinda de exponer nuestras investigaciones en las Reuniones Científicas que desde hace veinte años se vienen celebrando en diferentes sedes de la geografía Extremeña. Un recuerdo muy especial para ellos.

-¿Qué supone representar a España en el campo de la investigación?

-Esta pregunta es fácil de responder. Un grandísimo honor

-¿Han contado con más ayuda en esta investigación?

-Este curso no ha habido más ayuda que la que nos ha aportado el presupuesto del Departamento de Biología y Geología y algún extra que ha tenido a bien concedernos la dirección del IES. Gracias especialmente a Miriam Garcia, la directora, y a Ana Navajas, la secretaria. En los dos cursos pasados participamos de la subvención que se concedía en el ya desaparecido programa de I+D+i para centros de Educación Secundaria.

-El Gonzalo Korreas no es la primera vez que logra un reconocimiento científico, ¿no?

-Que yo recuerde, la primera vez que alumnos investigadores del IES M G Korreas han recibido un galardón por una investigación científica fue al finalizar el curso 2013-20114. El proyecto I+D+i denominado El Corazón Transparente recibió entonces el Premio Excelencia en I+D+i Educación Secundaria de Extremadura, en el que ambos alumnos con una edad de doce y trece años participaron muy activamente.

-¿Qué opinan los alumnos de los resultados del proyecto y el premio?

-No opinan. Sueñan con un futuro investigando y creando en sus campos de conocimiento.

-¿Estamos ante unos eminentes investigadores?

Quiero creer que sí. Ellos valer, valen. También los que les siguen en nuestro pequeño equipo de jóvenes científicos. Gracias a todos ellos y, por supuesto, también a sus padres por su compromiso.

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